El movilizarse para alcanzar ingredientes puede ralentizar mucho la preparación de comida. Los muebles de cocina tradicional pueden ser agradables a la vista, pero no son prácticos para los negocios. Una barra tradicional no tiene la capacidad de almacenar alimentos perecederos. Por eso es que se necesitan mesas refrigeradas en la hostelería.
Estos equipos son ampliamente usados en los negocios de preparación de comida rápida, por ejemplo. Esta preferencia no es solo un capricho. Las mesas refrigeradas son prácticas y funcionales. En ellas se pueden almacenar los insumos más requeridos o mantener los alimentos preparados a bajas temperaturas.
Beneficios de las mesas refrigeradas en la hostelería
Los negocios que cuentan con estos equipos tienen una ventaja en la reducción de espacio. Un mismo mueble sirve para preparar alimentos, organizar los insumos y almacenar los ingredientes más usados. Asimismo, se reduce la movilización del personal por el área de la cocina.
Esos pequeños cambios que se obtiene con las mesas refrigeradas mejoran la productividad de una cocina o comedor. El trabajo se hace en menos tiempo y los platillos salen más rápido. Esto mejora la experiencia del cliente que ya no debe esperar tanto tiempo para saciar su hambre.
Además, las mesas refrigeradas en la hostelería tienen un sistema de almacenamiento de altura variable. Es decir, se puede variar la dimensión de los estantes, hasta se pueden retirar las parrillas por completo.
Para mejorar las posibilidades de usabilidad de estos equipos se suele tener solo una gran cabina interior. No se incorporan divisiones estáticas que limiten el uso del espacio.
¿Qué alimentos se pueden guardar en las mesas refrigeradas?
Los gabinetes inferiores de las mesas refrigeradas son una de las principales características de estos equipos. En ellos se pueden guardar alimentos como en cualquier refrigeradora. Usualmente, se recomienda que la temperatura de su interior se mantenga entre -2 a 8 grados Celsius (C°).
Esa temperatura es adecuada tanto las verduras como para algunos productos cárnicos procesados. Asimismo, las cremas como la mayonesa, el kétchup o la mostaza se pueden mantener en ese espacio. Además, se pueden dejar productos congelados en el interior de estos equipos hasta que desaparezca el hielo.
Por otro lado, mesas refrigeradas en la hostelería suelen incorporar contenedores para los insumos que se necesitan de manera instantánea. Allí pueden colocarse alimentos cortados y listos para servir. Al final del día simplemente pueden usarse las cubiertas incorporadas para evitar que se deshidraten.
Los productos más sensibles al frío seco de la refrigeración pueden ser envueltos en plástico. Esta es una buena solución para conservar quesos o embutidos previamente cortados en láminas.
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